GAMBLER

1950 metros, 17 casas de apuestas. Es bastante auto-explicativo. (Sin contar tragaperras).

Yo crecí en los supraburbios de Madrid, supongo que por eso me choca tanto. La lotería siempre me ha parecido bastante estúpida, el estado riéndose de quienes no disfrutan de su vida. A mí tampoco me gusta mi vida. ¿Apostar como vía para liberar mi tiempo? Me niego a que esa sea la opción más probable. Además, las matemáticas no me salen.

La lotería de la Navidad tiene aromas de envidia. ¿Pagamos con dinero público los anuncios que nos incitan a apostar, o reinvierten beneficios? 

Jugar con la esperanza de la gente y montar un monopolio alrededor es des-ético.

Por eso he montado la “Redistribución de la Riqueza Navideña”. Es algo  simbólico y revolucionario.

Una lotería sin comisiones en la que se reparte el 100% del bote, cada euro apostado te da una participación. En España es motivo de cárcel.

¿La ludopatía y el alcoholismo serán parte del folklore?

La estética del anillo, no habla de todo esto. Quise diseñar algo que me gustara. El material sí. Lo he definido como una aleación probabilística. 1 de cada 100 veces el anillo será de oro bañado en plata, las otras 99 de plata.

Está bastante chuleta. Llegué a esto pensando. Me pregunto cómo pensarán los locos. Yo pienso mucho y rara vez sirve para algo.

Cuando hice el prototipo los trabajadores llamaron al dueño para contarle lo que quería. Se tuvo que sentar y quitarse las gafas de la risa. Le hice llorar. Me dijo que en 45 años nadie le había pedido semejante sinsentido. “Algo debo estar haciendo bien” Respondí. Todavía no lo tengo claro.